24 sept 2020

Marco teórico

Breve introducción al Abordaje Plurimodal

“El mismo comenzó a configurarse durante la década del 90, y hacia fines de la misma se constituyó como tal. Su denominación alude a dos dimensiones, una teórica y otra práctica. Con respecto a la dimensión teórica, es Plurimodal por no estar inscripto de manera indisoluble dentro de ninguno de los denominados modelos teóricos musicoterapéuticos, tomando conceptos de pensadores de distintas corrientes que nos resultan valiosos y útiles”.

Fundamentos teóricos
A. Considera al ser humano como una unidad bio-psico-social-espiritual
B. Toma en cuenta la noción de inconsciente
C. Considera que todo individuo tiene un registro total de su experiencia de vida, que condiciona su presente y su futuro
D. Adhiere a la idea de matriz sonora del inconsciente
E. Adhiere a la concepción de “Ser en la música”
F. Considera que en el proceso musicoterapéutico se despliegan los mismos mecanismos de defensa que aparecen en un proceso psicoterapéutico analítico
G. Concibe el concepto de transferencia musicoterapeutica, que tiene características diferentes a la transferencia en términos psicoanalíticos.
H. Adhiere al concepto de contratransferencia musical
I. Toma en cuenta al encuadre como elemento básico para el despliegue de los fenómenos musicoterapéuticos
J. Adhiere al concepto de “analogía”, propuesto por H. Smeijsters
K. Toma en cuenta al concepto de “metáfora”, sobre todo en la aplicación de técnicas receptivas, especialmente en la EISS
L. Adhiere a la hipótesis de los orígenes musicales
M. Considera a la música como construcción capaz de asumir carácter de Representación Social Musical
N. Entiende a la experiencia sonora en Musicoterapia como situación que posibilita el despliegue de los Modos Expresivos no verbales (MEnoV) y Modos Receptivos no verbales (MRnoV) de un individuo.
O. Adhiere al concepto de musicalidad clínica

“En su dimensión práctica, su denominación se sostiene en el desarrollo sobre cuatro ejes de acción, que se van entrecruzando permanentemente en el devenir de los procesos musicoterapéuticos. Es decir que, no es sólo Musicoterapia improvisacional, ni es sólo Musicoterapia que trabaje con imaginería musical o sobre las diferentes formas de utilizar las canciones, sino, un permanente entrecruzamiento de sus ejes de acción, que pueden privilegiarse o no considerarse, de acuerdo a la población con la que se trabaje o al momento del proceso musicoterapéutico por el que esté atravesando un paciente o grupo de pacientes”.

Ejes de acción:
1. La Improvisación musical terapéutica
2. El trabajo con canciones
3. La técnica de EISS (Estimulación de Imágenes y sensaciones a través del sonido)
4. El uso selectivo de la música editada

De la Improvisación Musical Terapéutica
En la improvisación se revelan los McnoV del paciente, su estilo, sus maneras de vincularse, sus formas de expresarse. El microcosmos de una improvisación puede implicar la visión del macrocosmos relacional de un individuo. Improvisar, en Musicoterapia, significa la formulación de estructuras musicales que revelan aspectos del universo intrapersonal del paciente, a partir de la generación emergente de sus contenidos intramusicales; sumándose la dimensión interpersonal a partir de los contenidos intermusicales entre éste y sus compañeros, o entre éste y su Musicoterapeuta.



Improvisación Musical Terapéutica
Improvisación (K. Bruscia)
“las improvisaciones referenciales y no referenciales proporcionan distintas oportunidades para la proyección. Cuando un paciente improvisa con referencia a sentimientos verbalizados previamente, la improvisación le permite proyectar los sentimientos ocultos en las palabras sobre la música. La música ayuda a convertir emociones congeladas o experiencias verbalmente consolidadas en formas dinámicas que viven en el tiempo”
Improvisación asociativa: (Eschen) “en improvisaciones asociativas podemos tener por ejemplo una improvisación de fantasías o de una ensoñación diurna, en la cual solo se pone en acuerdo la situación para comenzar o la emoción. La improvisación asociativa es por lo tanto libre y está abierta a la emergencia de imágenes o recuerdos musicales o no musicales. Los improvisadores van siguiendo sus asociaciones libres emergentes, o su vacío e ignorancia, sus ideas vagas o imágenes bien claras y definidas”.
Kenneth Bruscia en su libro “Las Dinámicas de la Musicopsicoterapia” dice lo siguiente:
“En la improvisación, el cliente “hace” música espontáneamente mientras toca un instrumento o canta, creando improvisadamente formas sonoras, melodías, ritmos, o piezas enteras. El cliente puede seleccionar cualquier medio musical dentro de sus capacidades (como la voz, sonidos corporales, percusión, cuerdas, teclados, instrumentos de viento) y luego, con las necesarias instrucciones o demostraciones del terapeuta, aprende a hacer sonidos improvisados. Al emerger el sonido, el cliente continúa con otros sonidos y gradualmente los transforma en algo significante, como un pulso, un ritmo, melodía, timbre, o armonía. Este proceso de hacer música espontáneamente, deriva de la propensión natural de cada ser humano de crear y responder a los sonidos de forma expresiva y estética. No se requiere entrenamiento musical Improvisar es simplemente jugar con sonidos hasta que forman el modelo, forma o textura que uno quiere que tengan, o hasta que significan lo que uno quiere que signifiquen. Como tal, es una forma de “asociar libremente con” o “proyectarse” sobre sonidos.
Tres variables se consideran al diseñar la experiencia de improvisación del cliente: el encuadre interpersonal (setting), el medio musical usado, y el punto de referencia. Encuadre interpersonal: La primera variable a considerar a la hora de proponer una improvisación, es si el cliente debería improvisar solo, con el terapeuta, o en un grupo. Esto determina el contexto interpersonal del hacer musical del cliente. Cuando improvisa solo, el cliente solo tiene que preocuparse por si los sonidos son lo que el quiere que sean, sin tener que preocuparse por los sonidos de nadie más. ; Por otro lado, el desafío es tomar todas las responsabilidades y riesgos que acompañan tanta libertad, llevando a cabo lo que uno se propuso sin el apoyo y asistencia, musical o emocional, de otros. En contraste, cuando se improvisa con el terapeuta o con un grupo, el cliente comparte todas las responsabilidades y riesgos del hacer musical con otros mientras disfruta también del apoyo y asistencia emocional y musical; el desafío en este encuadre es retener la propia identidad mientras se está en relación con otros --ser uno mismo con otros.
Medio musical usado: La segunda variable es si el cliente usa la voz, un instrumento musical, o sonidos corporales. Cada uno tiene su propia significación proyectiva, y cada uno posibilita un medio diferente para la expresión de la transferencia y la contratransferencia.
Cuando el medio es vocal, el propio cuerpo es el objeto productor de sonido. El cuerpo crea la vibración, resuena, y devuelve, retroalimenta sensorialmente a uno mismo. A diferencia de otros medios, la voz requiere que se usen las partes invisibles de self. El cuerpo moviliza el self físico no visto- para que suene el self interior-de acuerdo al feedback del self observador. Como instrumento individual del cuerpo, la voz extiende al self físico y proyecta una identidad sonora del self interior (Bruscia, 1987, p. 516)
A diferencia de la voz, el instrumento requiere que sean usadas las partes visibles del cuerpo para producir el sonido. Como los instrumentos son tocados, sostenidos y manipulados a través de varias posturas y movimientos corporales, sirven como una extensión visible del cuerpo tanto en forma como en función. Como los instrumentos también reemplazan a la voz como objeto resonador, reciben la vibración en lugar del self. Como los instrumentos tienen mayor variedad de materiales que el cuerpo, también extienden su capacidad sonora. Por lo tanto, los instrumentos extienden al self visible, desplazan al self de los sentimientos, y amplifican al self audible. Proyectan al self al mundo externo, desplazan al self interior sobre el no self, y extienden al self interior (voz) para proyectar otras identidades sonoras. Cuando manipula un instrumento, el cuerpo extiende su self exterior- para desplazar sentimientos sobre objetos- y proyectar su self interior a través de varias identidades sonoras. (p.517)
Similar al medio instrumental, el cuerpo usa partes externas del self para producir sonido; de todas formas, como con el medio vocal, el cuerpo resuena y recibe las vibraciones en lugar de un objeto externo. Por lo tanto, el cuerpo se extiende y se reemplaza a sí mismo. (p. 517)
Punto de referencia: La tercera variable se refiere a si la improvisación musical es referencial o no referencial. Una improvisación referencial es aquella que retrata o representa algo no musical, como una idea, un sentimiento, una imagen o una historia. El significado de la improvisación deriva de las relaciones entre los sonidos y lo que sea que retratan, ya que los sonidos son creados en referencia a algo más que a si mismos. En la mayoría de los casos, las improvisaciones referenciales son verbalmente mediatizadas. El tema que es retratado en sonido, es presentado y concebido verbalmente, en forma de palabras, frases, u oraciones alrededor de las cuales se construye la improvisación. Por lo tanto, las improvisaciones referenciales, son, por lo general proyecciones sonoras sobre una experiencia que ha sido verbalizada.
En contraste, una improvisación no referencial es una que es organizada y creada de acuerdo a estrictas consideraciones musicales; representa, refiere y deriva su significado solo de las relaciones dentro de la música en si misma. La improvisación se construye exclusivamente alrededor de los propios sonidos, sin ningún intento de retratar ninguna otra cosa. Por lo tanto, las improvisaciones referenciales tienen el potencial de ser una experiencia puramente no verbal: No tienen que estar basadas en una experiencia que ha sido verbalizada (a pesar de que pueden ser influenciadas por discusiones verbales que las preceden) y no tiene que ser analizadas verbalmente para ser terapéuticas (aunque pueden ser discutidas luego).
Las improvisaciones referenciales y no referenciales nos brindan diferentes oportunidades para proyectar. Cuando un cliente improvisa haciendo referencia a sentimientos que ya han sido verbalizados (improvisación referencial), la improvisación lo habilita a proyectar los sentimientos que subyacen a las palabras, en la música. La música ayuda a transformar emociones congeladas o experiencias verbalmente consolidadas, en formas dinámicas vivas en el tiempo. El cliente revive los sentimientos de manera no verbal y reexperimenta el proceso a través del cual estos fueron desplegados. Examinando las dinámicas y los procesos de un sentimiento, el contenido de este puede ser clarificado verbalmente.
Cuando un cliente improvisa sin hacer referencia a sentimientos verbalizados, la improvisación está libre de contenido. Como tal, representa una situación ambigua o de final abierto que permite al cliente organizar la música de acuerdo a sus propias preferencias y necesidades del momento. En este caso, la improvisación es una proyección no verbal de la personalidad del cliente, con las dinámicas y los procesos de la música reflejando la dinámica y los procesos de sus pensamientos y sentimientos del momento. Una improvisación no referencial, entonces, habilita al cliente a explorarse a si mismo y al material musical de forma no verbal, sin referencias específicas a ningún sentimiento o emoción verbalizado, y a examinar las dinámicas y procesos de la experiencia en curso. Esto ayuda a clarificar el contenido de sus sentimientos.
Cuando una improvisación es discutida después de realizada, se dan proyecciones al revés. La discusión habilita al improvisador a proyectar sobre las palabras los sentimientos expresados musicalmente, y consolidarlos en formas más definidas y manejables. (Bruscia, 1987, pp. 561-562)
Capaz que la mejor manera de entender que las improvisaciones referenciales y no referenciales trabajan en tamdem es concebirlas como vehículos a lo largo del mismo continuum conectando los canales verbales y no verbales de la experiencia terapéutica.
La música puede brindar un medio no verbal de auto expresión y comunicación o servir como un puente conectando canales verbales y no verbales de comunicación. Cuando es usada de manera no verbal la improvisación musical puede reemplazar la necesidad de palabras y por lo tanto proveer una forma segura y aceptable de expresar conflictos y sentimientos que son difíciles de expresar de otra forma. Cuando ambos canales verbal y no verbal son empleados la improvisación sirve para intensificar elaborar o estimular la comunicación verbal, mientras que la comunicación verbal sirve para definir consolidar y clarificar la improvisación musical. (Bruscia, 1987, p. 561).
Para realizar el análisis de las improvisaciones, se han utilizado los Perfiles de Valoración de las Improvisaciones desarrollados por K. Bruscia, los cuales focalizan primariamente en la improvisación que el paciente experimenta.
Consiste en seis perfiles, cada uno de los cuales contiene subescalas (gradientes) separadas para los varios elementos musicales (variables) y sus componentes. Los perfiles fueron diseñados para ser usados juntos, pero también pueden ser usados separadamente cuando las necesidades de evaluación así lo requieran. Existen antecedentes en la utilización de los mismos para el diagnóstico o detección; uno de ellos es el trabajo que ha realizado Tony Wigran en el proceso de evaluación y diagnóstico, y particularmente en el diagnóstico diferencial de niños con trastornos comunicativos. El describe la posible aplicación de la Musicoterapia como herramienta de evaluación y diagnóstico. Los perfiles permiten observar la analogía entre los elementos de la música y los temas existenciales y cualidades de la existencia humana, es también un núcleo constitutivo en los IAP’S de Keneth Bruscia. (1987-1994).
“La música improvisada es un reflejo sonoro de la manera de ser en el mundo del improvisador, no solo en el aquí y ahora del momento de improvisación en si, sino también en mas…”
“Cada elemento musical provee una metáfora universal - o quizá arquetípica - para expresar una particular manera de ser - en el mundo (…)”
“Así como cada elemento musical tiene su propio rango de posibilidades para fines expresivos los que son diferentes de otros elementos…”
Los Perfiles de Valoración de las Improvisaciones (IAPs) fueron desarrollados por el Dr. K. Bruscia en el libro Improvisational Models Of Music Therapy (1987), en base a resultados de diez años de práctica clínica y observación en Musicoterapia con una amplia gama de poblaciones de pacientes. Su objetivo fue brindar un modelo de evaluación basado en la observación clínica, el análisis musical y la interpretación psicológica de la improvisación del paciente.
Los IAPs fueron diseñados para brindar al terapeuta insights sobre el cliente que van a facilitar el proceso terapéutico, y si bien no brindan las bases para hacer un diagnóstico, el autor aclara que de todas formas, los datos de los IAPs pueden tener implicancias para entender factores etiológicos.
Entonces, los IAPs son diseñados para brindar una perspectiva global sobre los problemas y recursos del cliente, más que para identificar una tendencia patológica específica. Su meta es acrecentar la comprensión del terapeuta hacia su cliente a través de métodos objetivos de recolección de datos y a la vez estimular la interpretación de esos datos de acuerdo a teorías psicológicas pertinentes. Por lo tanto, los IAPs habilitan el uso de sistemas de evaluación tanto objetivos como proyectivos, teniendo en cuenta que las Interpretaciones proyectivas y explicaciones teóricas del cliente son consideradas hipótesis de trabajo pertenecientes al terapeuta más que verdades pertenecientes al cliente.
Los insight sobre el cliente pueden incluir:
 Una descripción de las tendencias musicales del cliente y su significado en el desarrollo y aprendizaje musical.
 Inferencias relativas a las tendencias musicales en términos de su posibilidad de generalización y significado de áreas no musicales de funcionamiento.
 Proyección de las tendencias musicales del cliente sobre aspectos conscientes e inconscientes de su personalidad.
Estos insights tienen implicancias importantes en la guía del proceso terapéutico. Ayudan al terapeuta a ganar ‘rapport’ con su cliente, en comprender sus problemas y recursos, en formular objetivos relevantes para el tratamiento y en seleccionar los procedimientos y técnicas musicales y clínicas más efectivas.


Del trabajo con canciones
Las canciones suenan en las oficinas, en los talleres, en los jardines de infantes, escuelas, comercios, casas,
Uno de los materiales privilegiados que tenemos los musicoterapeutas son las canciones. Prácticamente todas las culturas las han creado, y las transmiten de generación en generación. Cuentan historias. Recrean sentimientos. Describen situaciones. Participan de nuestra vida cotidiana y se entrometen en la memoria personal construyendo la historia sonora de cada individuo.
“Nadie canta porque si” dice Rolando Milleco, cuando cantamos la música nos otorga una vía regia para poder decirnos algo a nosotros mismos. Esto, en Musicoterapia, le es de suma utilidad al paciente para poder darle forma a sus pensamientos, sentimientos o emociones, y también para poder atisbar sentimientos, emociones e ideas que no pueden asomarse a la conciencia por el sendero de la palabra hablada. Las canciones son fieles compañeras que pueden habitarnos cada día. Están desde que existe la memoria. Prácticamente todas las culturas las han creado, y las transmiten de generación en generación. Cuentan historias. Recrean sentimientos. Describen situaciones. Participan de nuestra vida cotidiana y se entrometen en la memoria personal construyendo la historia sonora de cada individuo. Al mismo tiempo, van creando y consolidando el acervo cultural de cada pueblo. La canción es material dual, objeto intermediario, pero sobre todo musicante (significante musical) y debe considerarse como tal”.


De la EISS
“La técnica de la Estimulación de Imágenes y Sensaciones a través del Sonido (EISS) consiste en la audición de una secuencia de estímulos musicales, diseñada artesanalmente por un Musicoterapeuta para la situación singular de un paciente o grupo de pacientes, durante el proceso musicoterapéutico”.


Del uso selectivo de la música editada
Desde el APM se considera que la selección de la música en Musicoterapia, es un proceso creativo y artesanal, ya que no existe “la música para situaciones determinadas”, sino la música que, en el encuadre terapéutico, se escoge de acuerdo a criterios organizados según tres ejes: Terapeuta, Paciente y Música.
También es importante pensar en la función que cumple la música en Musicoterapia. El Abordaje Plurimodal plantea 3 funciones:
La Música consigna: que sostiene, apoya y completa la consigna verbal.
La Música interpretación: que dice, señala, e interpreta, a partir de la lectura transferencial.
La Música asociación: que moviliza a diferentes niveles, posibilitando la asociación de imágenes y sensaciones conectadas con afectos.
“Todo paciente que realiza un proceso de Musicoterapia en el marco del Abordaje Plurimodal (APM) es considerado como un sujeto, un individuo con su propia realidad psicofísica, cuyos padecimientos son únicos. Al mismo tiempo, ese sujeto se nos presenta con sus propios Modos Expresivos no Verbales (MEnoV), y es tarea del Musicoterapeuta poder conocerlos, preservándolos y respetando su identidad cultural. Ya tendrá tiempo el paciente de revisar sus McnoV durante el proceso musicoterapéutico, y de analizar en qué medida le sirven para comunicarse y establecer vínculos fluidos con otros, o bien en qué medida están al servicio de preservar su malestar”.
“Las lógicas de intervención en el APM se han desarrollado considerando que todo individuo tiene un registro total de su experiencia de vida, que condiciona su presente y su futuro. Esto significa que en cada técnica propuesta, en cada sesión, no sólo se tiene en cuenta lo que se observa, sino que se considera que eso que sucede está condicionado no sólo por el presente del paciente sino por los elementos de su historia que se activan en ese instante, y por las expectativas y/o consecuencias que eso que está aconteciendo le podrían acarrear”.

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